viernes, 11 de julio de 2008

Montescos y Capuletos del Carmen

Ya les había hablado de mi concepción, imaginada en una Semana Santa carmeña, fiesta sacra, necrofílica y abstemia; muy bien guardada por los católicos a ultranza de los que sospecha uno está plagado El Carmen.

Ahora quisiera contarles que mi nombre completo es Viborah Montesco Capuleto. Es raro, casi imposible, pensar que finalmente estas dos familias vinieran a unirse en un pueblo antioqueño.

Nunca he leído la narración hecha por Shakespeare, pero se que los Montescos del Carmen, de los cuales desciendo, eran unos liberales (de partido, y tal vez un tanto de pensamiento), artesanos (aunque también cultivaron la tierra), un tanto errantes, vagabundos, prolíficos en su estirpe, y venidos a menos económicamente por un embauco de abogado tramposo que se apropió de la finca de los tres climas (frío, templado y caliente), de la cantidad inimaginada de plazas, la finca del abuelo quien a pesar de que posara descalzo en las fotos, sabía leer y escribir a la perfección y llevaba una especie de diario en el que registraba el nacimiento de cada uno de sus hijos y los padrinos de su bautismo (pues aunque fueran muy liberales todos sus hijos eran católicos y bautizados)

Los Capuleto por su parte creo que existen en El Carmen desde que El Carmen existe. El primero en llegar fue un cura, luego tal vez un maestro (muchos de los Capuleto fueron o son maestros, incluida mi madre, Julieta), y se asentaron en los campos y cultivaron la tierra, con dedicación y constancia. Católicos, defensores de la familia y en su caso, de la pequeña propiedad privada. Mucho más prolíficos en su estirpe que los Montesco, y también mucho más celosos de las mezclas de su sangre.

El odio se originó en unos linderos, luego pasó a la muerte de unos animales y posteriormente a la muerte de unas personas (no se que tanto influyeron los colores azul o rojo). Tal vez por ello, mis padres, aquejados por el amor, en vez de suicidarse como lo sostiene el escritor inglés, corrieron a refugiarse en la planicie, en la amplitud donde no pudieran ser encontrados. Allí nací yo, conjugando esos dos apellidos que alguna vez derramaron su sangre mutuamente.

Epílogo
Aún los Capuleto siguen unidos a través de su patriarca, preconizando el amor a Dios, a la familia y al presidente Uribe y casi todos en El Carmen. Los Montesco por su parte, se dispersan, crean miembros de su estirpe que no se conocen unos con otros, no van tanto a misa, pero paradójicamente también votan por Uribe…

jueves, 12 de junio de 2008

wi espik inglis

Un "Outlet" con acento paisa. En la calle de la cerámica.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Sobre Ruedas.


Carmeño que se respete ha tenido, tiene o tendrá bicicleta. Yo tuve muchas: La primera me la trajo el niño Dios y me asusté bastante cuando la vi tapada con una sábana la noche de navidad. Pensé que era un fantasma. Bromas que le juegan a uno los papás.

Mi primera bicicleta era de contrapedal, no tenía frenos en las manos, era ideal para frenar en seco y hacer resbalones como en las películas. El problema era cuando se la caía la cadena. En ese caso no frenaba, pero también era ideal para terminar dando vueltas en el piso y rasparse por todos lados... como en las películas.

El colegio me quedaba a 10 minutos de camino, pero cuando dormía más de la cuenta iba en bicicleta. El problema de ir en bicicleta al colegio no era el viaje, era parquearla. No había dónde. Hubiera sido feliz el rector de mi colegio si en aquellos días existiera el pico y placa. Pero no, no había pico y placa, en cambio, había una montaña de ruedas una sobre la otra. Juré mucho tiempo no volver temprano a clase luego de que algún día mi consentida maquinita terminó aplastada, con la pintura dañada y un pedal suelto. No era buena idea ser la base de semejante montaña.

En aquellos días escolares, quien llegaba en bicicleta al colegio, se convertía en el chofer seguro de sus compañeros a la salida. Se conoce una leyenda en la que un muchacho de sexto grado llevó cuatro personas en la suya hasta el parque. Uno en el eje de la rueda trasera, otro en la baranda del cuadro, otro en el eje de la rueda delantera y otro sentado en el manubrio. Lo que no muchos saben es que el bicitaxista de esta leyenda no podía dar pedal porque tanto pasajero no se lo permitía, afortunadamente la ruta iba en bajada, desafortunadamente la bicicleta era de contrapedal.

Así como en tiempos pasados siempre había donde amarrar los caballos, en el carmen, por todos lados hay donde parquear las bicicletas. Los carmeños son expertos en andar con bicicletas en contravía, en reparar sillines dañados, en pegarse a los carrocaballos en la marcha, en pedalear y abrazar la novia que va caminando, en ir de ciclopaseo hasta Rionegro los fines de semana, en poner las cadenas cuando se salen del piñon (Sobre todo de las bicicletas contrapedal), en llevar el mercado sobre el manubrio; hasta de viajar manicruzados son capaces estos paisanos que viven en este mundo "sobre ruedas".

*La foto es de un letrero a la entrada del pasaje San Francisco.

viernes, 16 de mayo de 2008

Concepción


Me gusta creer que fui concebida una semana santa en El Carmen. Retrocedo los meses y calculo, si nací en diciembre tuve que haber sido concebida en marzo (retroceder en los meses no es fácil, uno se los aprende al derecho y echarles reversa es bien complicado, haga el ensayo y verá).

miércoles, 7 de mayo de 2008

Viboral Rock 2008



Si señores, estuve en Viboral Rock este fin de semana. Llegué tarde pero eso no me impidió vivir el ambiente de este festival que se comienza a posicionar como uno de los más importantes de la región.

Solo pude ver dos grupos y con el primero de ellos quedé gratamente sorprendido. Iba con mi mochila al hombro por esa calle angosta que lleva del parque al instituto de cultura y a medio camino ya podía escuchar una música clara de un rock divertido y bien manejado que tenía un inconfundible acento de coros sureños. Cuando hablo de coros sureños me refiero en este caso a una voz de mujer que sabía a Argentina. (Es un hecho, cuando las mujeres argentinas cantan tienen acento, se les puede distinguir, no sé que será, tienen algo. Pero no es lo mismo con el genero masculino en el cuál la única pista de su procedencia viene de la manera en que pronuncian las "ellles" (LL) y las "eyes" (y), pero es solo eso, por lo demás, si todos fueran solo hombres, pasararían como una banda de rock paisa que también utilizaría el "Vos")

Cuándo llegué a la cancha trasera del instituto de cultura, todos estaban saltando. Buena luz, buen sonido y en algún momento supe que la banda sureña se llamaba "Zelen". Me quedé pensando dónde había escuchado ese nombre. Zelen me suena a "Luna", a una variación del nombre de la Diosa Selene que no se apareció en el cielo del Carmen en esos días, pero no era por eso que me llamaba la atención. Seguía pensando dónde había escuchado antes ese nombre y las camisetas que muchos llevaban con el estampado "¿What the fuck is Zelen?" no me ayudaban mucho.

Mientras yo andaba en mis cavilaciones y "dejas vus" misteriosos, algunos de mis amigos ya andaban con el Ron en las venas e imbuidos en un cover de Aerosmith tocado por la misma banda. Fue solo hasta que ví una muchacha de ojos azules, como las hay muchas en el Carmen, que recordé: Zelen era el nombre de una niña que había conocido hacía mucho tiempo cuando era estudiante de escuela en ese pueblo. La niña era flaca, más alta que yo (Aunque eso siempre ha sido normal) y era imposible resistirse a mirarla. Lo curioso era que todos los días me la encontraba en la misma esquina una cuadra antes de llegar a la escuela pero solo nos mirábamos y cada cuál seguía por su lado de la acera. No sé cuándo tomé fuerzas para pasar de las miradas y acercármele a preguntarle su nombre. Cuándo lo hice me respondió: "Me llamo Zelen, pero no te vayás a reir" Me quedé callado y solo le dije: "Pues si ese es tu nombre, ese es el mejor del mundo". No era poeta, para nada, pero a veces se me salían las frases matadoras y aunque no pude evitar sonrojarme, a Zelen (Creo que en realidad se escribía "Selen") eso le gustó.

Casualidades hay muchas, y que un grupo de Rock tenga el nombre de una mujer en el país de los nombres extraños no es nada anormal. Aún así, gracias Zelen (Con Z) por hacerme acordar de una niña perdida en el tiempo que luego de saber su nombre no volví a ver. (Luego supe que su familia y ella se habían cambiado de ciudad, pero esa supongo que es otra historia).

Luego vino un grupo muy importante llamado postguerra, la verdad, no era mi estilo pero igual con ellos también moví la cabeza. Hasta los Argentinos que ya se habían bajado del escenario estaban entre la gente saludando y recibiendo atenciones de muchos que ya estaban entregados a los placeres etílicos.

Ese fue el Viboral Rock en el que estuve, seguro algunos vivieron otro muy distinto, pero esta vez, en mi versión*, le toco a los Argentinos ser los protagonistas.

*Hubo muchos grupos. El día anterior, por ejemplo, estuvo dedicado al metal y expresiones más fuertes del Rock, algún día escribiré algo sobre el grupo de death metal Carmeño llamado "Vitam et Mortem" que comienza a posicionarse como uno de los grupos más importantes del genero en la escena nacional. Y no lo digo yo, me llegaron chismes de que eso fue lo que dijeron en MTV.

domingo, 4 de mayo de 2008

¿Por qué Jardín y Por qué de Víboras?

Si este fuera el paraiso, miles de serpientes tentarían a miles de hermosas evas y tras ellas, miles de adanes caerían sin poder resistirse. Pero no, este no es el paraíso, es un lugar como cualquier otro lleno de cosas bellas y de cosas tristes, lleno de jardines y de víboras.

Ahora supongamos que soy un español miles de años después de la historia del paraiso; voy a caballo subiendo enormes montañas y por primera vez encuentro el verde altiplano donde habitan los Quirama y los Tahamí. Viajo por ese valle hasta su esquina más profunda donde tres grandes cerros aguardan y estoy extasiado: Verde por todos lados, colinas que parecen un mar agitado por el viento, un sol claro de tierra fría, que alumbra pero no calienta, cientos de flores, de matorrales, de árboles, de animales. Yo, como español poco creativo, miembro de la santa madre iglesía católica, en nombre de los reyes y de la santisima virgen no tendría más remedio que llamar a este lugar "El Carmen".

Carmen, en español antiguo significa Jardín y no es un nombre extraño, prueba de ello es que en google earth aparecen 106 lugares en el mundo que llevan "Carmen" en su nombre. En México , por ejemplo, hay 19 y en Filipinas dónde los españoles también hicieron de las suyas hay otros 19 (¿Ven por qué digo que los españoles son tan poco creativos?) En colombia hay Doce Carmenes, doce jardines (Aunque yo podría contar mil más) y como ya iba siendo un problema diferenciarlos, con el tiempo, cada uno de ellos fue tomando su propio apellido. En latinoamerica pasó lo mismo que en gringolandia, en donde hay Springfields por todos lados, (en español sería algo así como "campo primaveral") de esto supieron aprovecharse para crear la ciudad de los Simpsons y uno inevitablemente se imagina que de haber Sipmsons criollos, ellos vivirían en "El Carmen" ¿Cuál Carmen? Bueno, nadie se atrevería a dar el apellido, esa es la gracia de la ciudad de los Simpsons.

Viboral, ese fue el apellido que le toco a este Carmen y se debió a la cantidad de víboras que encontraron los europeos en el lugar. No fue una buena noticia para ellos, las serpientes nunca fueron buen augurio, pero aún así, con lo testarudos que eran, decidieron quedarse aceptando que todo jardín tiene sus bichos.

Hoy en día, nadie sabe qué tanto de bicho tiene este apellido, lo cierto es que los carmeños (Oficialmente se dice "carmelitanos", pero creo que suena mejor Carmeño) ya lo tienen bien aceptado: El canal de televisión se llama "Viboral TV", la barra del nacional se llama "Víboras Verdes" y hasta el festival de rock se llama "Viboral Rock", no me extrañaría que algún día, la gente de este lugar decidiera cambiar su gentilicio por "Viboralenses" o "Viboraleños", que suena mejor.

Al parecer ser una víbora no tiene un significado negativo en este lugar del mundo, pero sigue representando el juego de los opuestos, así como las rosas tienen espinas, los jardines tienen víboras, así como en el Carmen hay paz, también hay guerra, como hay agua, mucha agua, también hay sed, hay brujas, hay locos, hay niños, hay viejos, hay luz, hay bosques, hay arte, hay música, hay ciudad, hay pueblo, todo se mezcla. Hay un montón de cosas por contar en este lugar desconocido de Colombia.